Críticas
«The royal game», obra maestra basada en una novela de Stefan Zweig
«Cuéntame, musa, las hazañas de aquel hombre errante que vagó tan lejos tras la sagrada destrucción de Troya y visitó las ciudades de tantos pueblos y conoció sus costumbres. Y que en alta mar soportó tanto sufrimiento innombrable para salvar su alma y traer de vuelta a sus amigos. Mas no consiguió salvarlos, por mucho que quisiera, pues fueron víctimas de su propia locura».
Como en la «Odisea» de Homero que el personaje protagonista de «The royal game» (Schachnovelle, 2021) cita en varios pasajes de la película, el de Josef Bartok es un viaje maldito hacia las profundidades del ser humano a través de los océanos de tiempo y espacio que separan la realidad del sueño, la cordura de la locura, con el único anhelo de volver algún día a casa. Sólo que, al contrario que Ulises, su atormentada lucha tiene lugar en el laberinto de su propia mente, al que es arrojado por los nazis en la Viena de 1938 cuando le encierran en el más cruel de los aislamientos durante un año entero con el fin de torturarle psicológicamente para romper su voluntad y conseguir una valiosa información que únicamente él conoce.
Al igual que en la magistral «Novela de ajedrez» del gran escritor austriaco Stefan Zweig en la que se basa, prácticamente no hay escena ni línea de diálogo que no esté repleta de dobles y triples sentidos en esta otra maravilla que el director Philipp Stölzl y el guionista Eldar Grigorian han tenido el enorme talento de construir para su adaptación al cine, una absoluta obra maestra que con el paso de los años se acabará convirtiendo en todo un clásico y, por consiguiente, en una de las mejores películas en la historia del cine alemán, una filmografía ya de por sí plagada de títulos imprescindibles del séptimo arte, a los que ahora se suma «The royal game».
Ya sea como contundente alegato contra la barbarie destructiva del nazismo, como sobrecogedor estudio psicológico del alma humana o, sencillamente, como impactante drama de suspense, «The royal game» funciona a la perfección en todos sus niveles, comenzando por la exquisita calidad de su producción, en la que el magnífico uso de la luz es parte fundamental para acompañar al protagonista en su inevitable caída hacia la oscuridad gracias a un trabajo de fotografía realmente ejemplar. Pero nada de ello habría sido suficiente sin la inconmensurable interpretación de un magnífico actor como Oliver Masucci que centra de manera soberbia casi todo el metraje del film, mostrando en la evolución de su rostro y de su cuerpo la mayor de las desesperanzas ante el fatal destino de su personaje.
Desde una bombilla que definitivamente se apaga en una habitación a oscuras, un figurado tablero de ajedrez donde cabe el infinito de la imaginación o un hombre abrazado a un libro como si la vida le fuera en ello, todo en «The royal game» es metáfora del declive de la humanidad y de la vieja Europa que en aquellos momentos estaba comenzando a ser ocupada por los ejércitos de Hitler. La abismal desolación del protagonista de esta historia ante los acontecimientos que asolaban al mundo, era la misma que sufría el propio Stefan Zweig, que se suicidaría junto a su mujer poco tiempo después de acabar de escribir la novela.
«The royal game» no es sólo una adaptación, es también un homenaje repleto de amor y compasión a su desaparecido autor, porque si dentro del brillante relato de la novela original habitaba un pasaje dolorosamente conmovedor en el que su protagonista se maravillaba ante el inesperado prodigio que era encontrarse con una persona bondadosa en un mundo sumido en el caos, en la película Philipp Stölzl y Eldar Grigorian le brindan un rayo de luz y esperanza a su condenado alter ego, una figurada Ítaca donde volver a casa, aunque en ambos casos sólo exista en lo más hondo de su propio ser, porque fuera de él únicamente queda el vacío, la nada donde está hecho prisionero.
Que a pesar de todos los cambios en la construcción del relato y en los detalles de los hechos narrados, o precisamente gracias a ello, esta oscura y a la vez hermosa película sea tan profundamente triste y conmovedora como la novela original, es todo un milagro que vale la pena guardarse para siempre bajo la piel aunque le rompa a uno el corazón y, como su protagonista, quiera escapar hacia un lugar muy lejano, un lugar lleno de paz que sólo puede encontrarse dentro de uno mismo.
Valoración: 10/10.
