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Premios Goya 2018: «La librería» se lleva el premio gordo del cine español
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«La librería», de Isabel Coixet, acabó siendo la principal vencedora de los Goya 2018 al ganar 3 de los premios más importantes, incluyendo Mejor Película, en una noche en la que «Handia» comenzó arrasando con 10 Goyas. «Verano 1993» (3) y «El autor» (2) también destacaron entre las más galardonadas en una ceremonia que, una vez más, no estuvo a la altura.
Su enorme timidez para hablar en público, su apariencia de niña adulta, inocente e ingenua —cualidades todas ellas que, lejos de ser peyorativas, resultan hermosas—, pueden sin embargo llevar a engaño y a infravalorar a quien las atesora, lo cual sería un error, porque Isabel Coixet es una de las cineastas más brillantes, inteligentes y sensibles del panorama internacional. De hecho, es una de las mejores directoras del mundo. Y es española. Debemos aplaudir, entonces, que se le rinda el merecido reconocimiento en su propia tierra, en los premios de nuestro cine, en los Goya, unos galardones que no le eran ajenos, puesto que la autora de joyas como «Cosas que nunca te dije» (1996), «Mi vida sin mí» (2003) y «La vida secreta de las palabras» (2005) ya había ganado 5 Goyas y había estado nominada anteriormente en otras 5 ocasiones más. Y las que esperemos que le queden en el futuro si sigue creando delicias como «La librería», toda una declaración de amor al mundo de los libros y a las mujeres que persiguen sus propios sueños. Como ella. «Tú deja a la niña que lea, que para algo le servirá», recordaba la realizadora en su discurso de agradecimiento a propósito de lo que decía su madre cuando ella era pequeña. Y así ha sido.

Isabel Coixet recogiendo el Goya a la Mejor Dirección por «La librería»
Los ganadores
Hasta en tres ocasiones tuvo que subir Isabel Coixet al escenario para recoger sus dos nuevos Goyas al Mejor Guion Adaptado y a la Mejor Dirección, y, finalmente, junto a los productores, los distribuidores y el resto de presentes del equipo de «La librería» (incluyendo a los intérpretes británicos Emily Mortimer y Bill Nighy) para recibir el Goya a la Mejor Película.
Hasta ese momento, sin embargo, la reina de la noche estaba siendo la excelente película vasca «Handia», de Aitor Arregi y Jon Garaño (autores de la emotiva «Loreak»), llegando a acumular la impresionante cifra de 10 premios Goya, la mayor parte de ellos de carácter «técnico»: Mejor Guion Original (Aitor Arregi, Jon Garaño, Andoni de Carlos y José Mari Goenaga), Actor Revelación (Eneko Sagardoy), Dirección de Producción (Ander Sistiaga), Dirección de Fotografía (Javier Agirre Erauso), Dirección Artística (Mikel Serrano), Música Original (Pascal Gaigne), Montaje (Laurent Dufreche y Raúl López), Vestuario (Saioa Lara), Efectos Visuales (Jon Serrano y David Heras) y Maquillaje y Peluquería (Ainhoa Eskisabel, Olga Cruz y Gorka Aguirre). Lo que la convierte, junto a «La isla mínima» (10) y «Blancanieves» (10), en una de las películas que más Goyas han ganado en la historia del cine español después de «Mar adentro» (14) y «¡Ay, Carmela! (13).

Carla Simón con el premio Goya a la Mejor Dirección Novel por «Verano 1993»
Por su parte, la encantadora «Verano 1993», de la debutante Carla Simón, que partía como una de las grandes favoritas para los premios más importantes de la noche tras triunfar en los recientes Premios Feroz, en los Premios Gaudí, en el Festival de Málaga e incluso haber ganado el premio a la Mejor Ópera Prima en el Festival de Berlín, al final se tenía que «conformar» con 3 Goyas: Mejor Dirección Novel (Carla Simón), Actor de Reparto (David Verdaguer) y Actriz Revelación (Bruna Cusí). En lo que sí han coincidido tanto los premios de la prensa cinematográfica (Feroz) como los de la Academia (Goyas), es en destacar a la directora y al actor David Verdaguer como dos nuevos valores a seguir muy de cerca en el futuro del cine español. Hay relevo.
Similar caso se ha dado en la siguiente película, «El autor», de Manuel Martín Cuenca, que ha repetido en ambos palmarés los dos premios a Mejor Actor Protagonista (Javier Gutiérrez) y Mejor Actriz de Reparto (Adelfa Calvo). Para el ya consagrado actor, conocido por su trabajo en series como «Vergúenza» (2017-2018), «Estoy vivo» (2017) y «Águila Roja» (2009-2016), y en películas como «1898: Los últimos de Filipinas» (2016), «El olivo» (2016) y «El desconocido» (2015), ya es su segundo Goya como Mejor Actor Protagonista tras el que consiguió en 2015 por «La isla mínima».

Javier Gutiérrez con el Goya al Mejor Actor Protagonista por «El autor»
Y con un Goya: «La llamada» (Mejor Canción Original para Leiva), «No sé decir adiós» (Mejor Actriz Protagonista para Nathalie Poza), «Verónica» (Mejor Sonido para Aitor Berenguer, Gabriel Gutiérrez y Nicolás de Poulpiquet), «Tadeo Jones 2: El secreto del rey Midas» (Mejor Película de Animación), «Muchos hijos, un mono y un castillo» (Mejor Película Documental), «Una mujer fantástica» (Mejor Película Iberoamericana) y «The square» (Mejor Película Europea).
Completan el palmarés los premios a los cortometrajes: «Madre», de Rodrigo Sorogoyen (Mejor Cortometraje de Ficción); «Los desheredados», de Laura Ferrés (Mejor Cortometraje Documental); y «Woody & Woody», de Jaume Carrió (Mejor Cortometraje de Animación).
Una pésima gala
Por lo que respecta al transcurso de la gala, resulta injusto y frustrante que un cine como el español, que debería tener mucha mejor imagen de la que tiene por la calidad de sus películas y de sus cineastas, tenga cada año como principal escaparate un espectáculo que en ocasiones resulta tan aburrido y bochornoso como la gala de los Goya, porque dar pena y vergüenza ajena ayuda bien poco a la imagen de ninguna industria, sobre todo si esa industria es precisamente audiovisual y el entretenimiento es uno de sus principales objetivos, porque entonces se trata de una completa contradicción.

Ernesto Sevilla y Joaquín Reyes, presentadores de la gala de los Goya 2018
Dicho lo anterior con el máximo cariño y respeto a esos dos cracks del humor absurdo que son Ernesto Sevilla y Joaquín Reyes. Su elección como presentadores de esta edición, tomando el relevo de Dani Rovira, parecía en principio una estupenda opción. Bienvenido sea siempre el humor, sobre todo de la mano de dos tipos tan divertidos y sin complejos como son los creadores de Muchachada Nui. Por desgracia, a la hora de la verdad, desde el minuto uno se pudo comprobar que la fórmula chanante no cuajaba en el evento. Y la situación no mejoró a lo largo de las tres horas y cuarto de duración de una gala que se desarrolló con un guion y un ritmo alarmantemente desastrosos.
Noche de reivindicaciones
Tanto fue así, que el tradicionalmente anticlimático discurso institucional se convirtió en uno de los mejores momentos de la gala. Los vicepresidentes Mariano Barroso y Nora Navas sustituyeron a la presidenta de la Academia de Cine Yvonne Blake —convalenciente tras sufrir un ictus el pasado mes de enero— para defender muy acertadamente el trabajo de los profesionales del cine, el de miles de personas que trabajan delante y detrás de las cámaras y cuyo deseo es vivir dignamente de su profesión, como cualquier otro profesional, como una parte más de la sociedad, con sus miserias y virtudes, sus éxitos y fracasos. Porque detrás del glamour de las entregas de premios, de los focos, los escenarios y las alfombras rojas, hay todo un ejército de trabajadores, de escritores, diseñadores, fotógrafos, músicos, montadores, peluqueros, maquilladores, técnicos, electricistas, albañiles, pintores, carpinteros, conductores, administrativos, cocineros y un sinfín más de personas que hacen posible la magia del cine junto a los actores y las estrellas que aparecen finalmente en la gran pantalla. Y para darse cuenta de ello no hace falta siquiera acudir al rodaje de una película, sino simplemente eharle un vistazo a los títulos de crédito de cualquiera de ellas.

Mariano Barroso y Nora Navas, vicepresidentes de la Academia de Cine
También hubo momento para recordar que, a pesar de los falsos anuncios y promesas, el IVA del cine sigue estando lamentablemente en el 21%, como si el séptimo arte no fuera cultura. Y eso, señores del Gobierno, sí que es una verdadera vergúenza, enormemente más flagrante que la cuestión de si una gala de premios acaba resultando más o menos entretenida.
Pero la mayor reivindicación de la noche fue para la defensa de la igualdad de género, para la igualdad de oportunidades y de salarios de las mujeres en el cine y en la sociedad. En línea con lo ocurrido en la pasada gala de los Globos de Oro 2018, el mundo del cine, con la asociación CIMA (Asociación de Mujeres Cineastas y de Otros Medios Audiovisuales) y sus abanicos rojos al frente con el lema #MÁSMUJERES, dio un golpe en la mesa para reclamar el merecido respeto para un conjunto de personas que representan nada menos que la mitad de la sociedad. Y más allá de sermones y postureos, la Academia de Cine predicó con el ejemplo, que es como realmente debe hacerse, entre otras cosas premiando el trabajo de mujeres con tanto talento como Isabel Coixet y Carla Simón en una categoría tan crucial e históricamente masculina como Dirección. Aún queda mucho por hacer, pero el camino se hace andando y este pasado sábado se dio un paso importante.

Nathalie Poza recogiendo el Goya a la Mejor Actriz Protagonista por «No sé decir adiós»
También muy importante fue el gran ejemplo que se dio de integración lingüistica, de normalización de la convivencia de distintas lenguas en el territorio nacional, sobre todo necesario en los tiempos que corren en nuestro país. Se escuchó hablar en euskera con «Handia», en catalán con «Verano 1993» (Estiu 1993) e incluso en inglés con «La librería» (The bookshop), precisamente las películas más premiadas de la noche, y no por ello hubo ningún altercado ni controversia, sino todo lo contrario.
Muy cierto, una gala de cine no es el mejor escenario para hacer política, pero también es cierto que hay cosas mucho más importantes que el cine. Especialmente desde el famoso ‘No a la guerra’ de la gala de los Goya 2003 —cuyo discurso principal lo pronunció precisamente la ahora homenajeada con el Goya de Honor, la actriz Marisa Paredes, por aquel entonces presidenta de la Academia—, el gremio del cine ha despertado odios en muchos sectores de España. Es lo que tiene cuando le llevas la contraria a quienes ostentan el poder. Pero es imprescindible, al menos para una sociedad sana, que haya gentes con espíritu combatiente que tengan la valentía de alzar la voz contra las injusticias. Además, llama la atención que, habiendo gremios tan complacientes con los gobiernos —incluyendo entre ellos, muy lamentablemente, a buena parte de los grandes medios de comunicación—, el odio de tantos ciudadanos españoles de a pie se cebe en «los del cine». Claro, precisamente.

Julita Salmerón y su hijo Gustavo Salmerón con el Goya a la Mejor Película Documental por «Muchos hijos, un mono y un castillo»
Momentos para el recuerdo
Nos quedamos, pues, con muchas cosas positivas que sí han tenido los Goyas 2018, comenzando por el cine, por la buena cosecha de películas premiadas, y siguiendo, además de lo ya mencionado, por momentos protagonizados por gente tan auténtica como Gustavo Salmerón y su madre, Julita Salmerón, director y protagonista, respectivamente, de la recomendable «Muchos hijos, un mono y un castillo», ganadora del Goya a la Mejor Película Documental. O como el número musical de Marlango (Leonor Watling y Alejandro Pelayo), lleno de clase, para entregar el Goya a la Mejor Canción Original. O el emotivo momento In Memoriam para recordar a figuras del cine fallecidas en el último año como Federico Luppi, Nati Mistral, Basilio Martín Patino, Terele Pávez, Gregorio Esteban Sánchez alias «Chiquito de la Calzada», Reyes Abade y otros. O el ingenioso vídeo sobre las musas del cine español, protagonizado por Miren Ibarguren y Marián Hernández, con la participación estelar de J.A. Bayona e Isabel Coixet. O las tres palabras de Daniela Vega, actriz transexual protagonista de «Una mujer fantástica», la ganadora del Goya a la Mejor Película Iberoamericana: «Rebelión. Resistencia. Amor.»
Sí, hubo grandes cosas merecedoras de rescatar en esta gala, a pesar del soberano aburrimiento que comportó su fallido desarrollo. Que los árboles no nos tapen el bosque. Viva el cine español.
Palmarés completo por categorías
Mejor Película
«La librería»
Mejor Dirección
Isabel Coixet, por «La librería»
Mejor Dirección Novel
Carla Simón, por «Verano 1993»
Mejor Guion Original
Aitor Arregi, Andoni de Carlos, Jon Garaño y José Marí Goenaga, por «Handia»
Mejor Guion Adaptado
Isabel Coixet, por «La librería»
Mejor Actor Protagonista
Javier Gutiérrez, por «El autor»
Mejor Actriz Protagonista
Nathalie Poza, por «No sé decir adiós»
Mejor Actor de Reparto
David Verdaguer, por «Verano 1993»
Mejor Actriz de Reparto
Adelfa Calvo, por «El autor»
Mejor Actor Revelación
Eneko Sagardoy, por «Handia»
Mejor Actriz Revelación
Bruna Cusí, por «Verano 1993»
Mejor Dirección de Fotografía
Javier Agirre, por «Handia»
Mejor Montaje
Laurent Dufreche y Raúl López, por «Handia»
Mejor Música Original
Pascal Gaigne, por «Handia»
Mejor Canción Original
La llamada, de José Miguel Conejo Torres (Leiva), por «La llamada»
Mejor Diseño de Vestuario
Saioa Lara, por «Handia»
Mejor Sonido
Aitor Berenguer, Gabriel Gutiérrez y Nicolás de Poulpiquet, por «Verónica»
Mejores Efectos Especiales
Jon Serrano y David Heras, por «Handia»
Mejor Dirección de Producción
Ander Sistiaga, por «Handia»
Mejor Dirección Artística
Mikel Serrano, por «Handia»
Mejor Maquillaje y Peluquería
Ainhoa Eskisabel, Olga Cruz y Gorka Aguirre, por «Handia»
Mejor Película de Animación
«Tadeo 2. El secreto del Rey Midas», de Enrique Gato
Mejor Película Documental
«Muchos hijos, un mono y un castillo», de Gustavo Salmerón
Mejor Película Iberoamericana
«Una mujer fantástica», de Sebastián Leilo (Chile)
Mejor Película Europea
The square, de Ruben Östlund (Suecia)
Mejor Cortometraje de Ficción
«Madre», de Rodrigo Sorogoyen
Mejor Cortometraje de Animación
«Woody & Woody», de Jaume Carrió
Mejor Cortometraje Documental
«Los desheredados», de Laura Ferrés
Goya de Honor
Marisa Paredes
