El mundo del cine es uno de los mayores ejemplos de inclusión que existen en la sociedad moderna. Bravo además por esas ceremonias de los Oscar, Globos de Oro, Goya, Feroz y otros galardones similares que se convierten en un escenario fundamental no sólo para la difusión del séptimo arte sino también para la justicia social. Por ello precisamente sería bueno dar un paso más en ese camino.
Tradicionalmente, se conceden los premios al Mejor Actor y a la Mejor Actriz, realizando con ello una división de género que a primera vista podría parecer que ayuda a dar mayor visibilidad a la mujer cuando en realidad sistematiza la desigualdad al diferenciar la valía del trabajo de hombres y mujeres por separado. Afortunadamente, en la educación quedaron atrás aquellos tiempos en los que se separaba a los niños y las niñas en las aulas. Para dar verdadero ejemplo, deberíamos hacerlo también como es debido en los premios cinematográficos, otorgando en una categoría común el Premio a la Mejor Interpretación, independientemente del género y en coherencia además con el resto de categorías. Ellas están preparadas; la pregunta es si lo estamos nosotros.

En la imagen superior, Sam Rockwell, Frances McDormand, Allison Janney y Gary Oldman, actores y actrices ganadores de los Oscars 2018. Crédito de la foto: Michael Baker / A.M.P.A.S.
En la imagen inferior, Frances McDormand, ganadora del Oscar 2018 a la Mejor Actriz Protagonista por su interpretación en la película «Tres anuncios en las afueras». Crédito de la foto: Michael Yada / A.M.P.A.S.