Durante el confinamiento por el coronavirus, hemos aprovechado para recuperar viejas aficiones como por ejemplo el ajedrez, admirable juego sobre el que se han hecho incluso películas.
Uno de los inesperados placeres de esta involuntaria cuarentena de la que más nos vale extraer todas las lecciones positivas que podamos con el propósito de salir de ella como personas mejores, es haber podido tener más tiempo para leer, pensar, escribir, escuchar música o incluso recuperar viejas aficiones como por ejemplo el ajedrez, un juego que es mucho más que un juego. Tan recomendable es, que nunca debería faltar al menos como actividad paralela en todas las escuelas con el fin de que los niños y las niñas puedan jugar entre ellos y ellas a la vez que aprenden estrategia y desarrollan su mente.

Max Pomeranc y Laurence Fishburne en «En busca de Bobby Fischer»
En el mundo del cine, no resulta extraño que el primer nombre que se nos venga a la cabeza sea el de Bobby Fischer, puesto que fue el único estadounidense que llegó a ser campeón mundial. Han existido otros grandes jugadores norteamericanos como Paul Morphy y Samuel Reshevsky (este último caso nacionalizado puesto que era de origen polaco), pero la mayoría de los campeones mundiales han sido soviéticos o rusos, como Alexander Alekhine, Mikhail Botvinnik, Vasily Smyslov, Mikhail Tal, Tigran Petrosian, Boris Spassky, Anatoly Karpov, Garri Kaspárov y Vladimir Kramnik.
Sin embargo, fue Bobby Fischer quien derrotó al campeón ruso Boris Spassky en el Campeonato Mundial de Ajedrez de 1972, un enfrentamiento sobre el tablero celebrado justamente en plena Guerra Fría, en lo que se llamó «la partida del siglo» y que fue seguida por millones de personas a través de la televisión. Eso le convirtió en una estrella.
Precisamente, la película «El caso Fischer» (Pawn sacrifice, 2014), dirigida por el muy competente realizador Edward Zwick («Diamante de sangre», «El último samurái», «Leyendas de pasión») y protagonizada por Tobey Maguire, Peter Sarsgaard y Liev Schreiber, llevó al cine aquel acontecimiento, sumándose a otros largometrajes de ajedrez como el documental «Bobby Fischer against the world» (2011) o el más popular «En busca de Bobby Fischer» (Searching for Bobby Fischer, 1993), cuya trama en realidad no tenía nada que ver con el conocido jugador (hasta el punto de que al propio Fischer le molestó que utilizaran su nombre en el título).
Salvo «La defensa Luzhin» (The Luzhin defence, 2000), con John Turturro y Emily Watson, lo cierto es que, aparte de los siempre educativos documentales (como por ejemplo «Brooklyn castle» o «Game over: Kasparov and the machine», que reflejó el enfrentamiento entre el famoso jugador y la máquina Deep Blue de IBM), no hay mucho más cine reseñable donde el ajedrez sea un elemento principal de la historia («Fahim», «Hijo de Caín», «The dark horse», «La tabla de Flandes», «El jugador de ajedrez», «Jaque al asesino», «La diagonal del loco», «Reina de Katwe», «Long life the queen»), pero no por ello dejaría de ser interesante organizar proyecciones o incluso pequeños ciclos dedicados a este subgénero con el fin de fomentar a través del cine este admirable juego que ha enamorado a las mentes más brillantes de la Historia. Ahí dejamos la sugerencia.
En la imagen superior, Tobey Maguire como Bobby Fischer en «El caso Fischer» (Pawn sacrifice, 2014).